Medio siglo celebrando junto a los uruguayos

La reconocida marca gastron贸mica, la cual ha ayudado a hacer realidad miles de eventos en nuestro pa铆s, est谩 pr贸xima a festejar su 50 aniversario, en un recorrido espectacular que es la celebraci贸n de una familia apasionada por la buena cocina.

Por Luis Cabrera

A fines de agosto, Nora Rey Traiteur, la reconocida empresa familiar de alta gastronomía, festejará sus 50 años de vida. Este evento aniversario, del cual las organizadoras no quieren adelantar muchos detalles, colocará a la marca como protagonista de su agasajo y, si bien no será la primera ocasión, se trata de un cambio de dinámica para una empresa acostumbrada a hacer realidad las celebraciones, pequeñas y grandes, de sus clientes.

El camino que inició Nora Rey en 1974, cuando dejó atrás su carrera como docente para dedicarse a otra de sus pasiones, la gastronomía francesa, se extendió hasta dar paso a la que hoy es una empresa familiar que ha atendido miles de eventos en nuestro país, y que diariamente alimenta a más de 5.000 escolares uruguayos.

Los estudios de Rey en distintos institutos de Francia -como la escuela gastronómica Lenôtre, en el Château Du Fey y en el Centro de Formación Profesional de Alain Ducasse- le brindaron una formación del más alto nivel en la cocina francesa, que la docente devenida en chef supo maridar con una gran cuota de talento y creatividad.

«El rédito fundamental para mí es hacer lo que me gusta y eso, creo, es la base del éxito», comentaba Rey, una década atrás. Hoy, a sus 84 años, la fundadora de la marca está jubilada y es su hija, Inés Dartayete, quien dirige la empresa. Junto a ella trabajan su hermano menor, José Alfredo, y su hija, Sol Fernández.

«Este siempre fue un negocio familiar», explica Inés, entrevistada junto a su hija, Sol, en la Boutique Nora Rey Traiteur de Carrasco. Inés se sumó a la empresa cuando apenas tenía 19 años: «Fue un decretazo: estudiaba o trabajaba», recuerda con humor.

«En aquellos años éramos mi madre y yo, con colaboradores de confianza que llamábamos cuando teníamos una fiesta. No era lo que somos ahora: una empresa con más de 120 empleados», explica.

Para aquella época de eventos esporádicos, la cocina ubicada detrás de la casa familiar era más que suficiente. Sin embargo, en poco tiempo la ecuación cambió. «Cada año empezamos a trabajar más porque éramos nuevos, creativos y buenos en lo que hacíamos», afirma Inés. «La cocina en el fondo de casa nos quedó chica y en el año 1997, con un esfuerzo muy grande, inauguramos la planta de Máximo Tajes, con 800 m2 de cocina, en dos plantas, cámaras frigoríficas para congelados y túneles de refrigeración».

Fue una apuesta gigantesca, un salto enorme que Inés, aún con el resultado a la vista, califica de «disparate»: «Pasamos de pagar 5.000 pesos de luz a pagar 50 mil. No cerraba nada. Las fiestas no daban. Hacíamos algo o no podíamos seguir existiendo», comenta. «Teníamos que abrir la cabeza a nuevas alternativas de negocio».

La evolución del negocio

Ese «algo», que llegó a fines de 1998, transformó a la empresa: Nora Rey Traiteur ganó la licitación para ser una de las marcas que abastece a las escuelas e instituciones públicas de Anep, función que cumple hasta la fecha, de manera ininterrumpida y tras múltiples nuevas licitaciones. 

En volumen, es la producción más importante de la marca: unas 5.200 porciones de comida por día, producidas, distribuidas, calentadas y entregadas en las manos de los niños por personal de la empresa. «La verdad es algo muy lindo que uno pueda decir que la comida que prepara con tanto amor llega a los chicos de las escuelas, donde muchas veces es su único alimento», señala Inés. «Es una enorme responsabilidad. Lo hacemos con el mismo amor y cariño que la comida de una fiesta».

Hace una década, los almuerzos escolares eran la porción más grande del negocio de la marca, sin embargo, este ya no es el caso, gracias a que Nora Rey Traiteur ha continuado evolucionando su modelo, potenciando la gran recepción de su comida pronta y sus platos congelados con la apertura de dos puntos de venta directa al consumidor: sus boutiques en Carrasco y Pocitos, inauguradas en setiembre de 2019 y diciembre de 2023, respectivamente.

«También estamos incorporando un montón de productos nuevos, cocina sin gluten, sin lácteos, sin azúcar y planes detox, entre otros», comenta Sol, quien lidera el avance de la marca hacia la gastronomía saludable. «Está bueno para nosotros desafiarnos, mantenernos creativos y estar al tanto de lo que se viene».

La demanda ha sido tal que su primera fábrica también quedó chica y, en 2017, Nora Rey Traiteur inauguró su nueva planta de elaboración, con 3.000 m2 y más de doce cámaras frigoríficas, y donde cada sector cocina de forma independiente, en las condiciones ideales para cada producto.

El avance de la comida saludable

La demanda del público ha impulsado el crecimiento de la empresa, pero también cambios en su oferta. Las recetas de Nora siguen siendo uno de los grandes atractivos para los clientes -la lasagna de Nora Rey, una creación de la cocinera hace unas cuatro décadas, es todavía el plato más buscado-, pero las nuevas generaciones y los cambios en los hábitos alimenticios han obligado a renovar parte del menú.

«Yo vengo de una generación que busca cambiar un poco la estructura de la cocina francesa, de manteca, harina y azúcar», comenta Sol, quien comenzó trabajando en el área de repostería, pero siempre tuvo la inquietud de probar otros ingredientes. En 2013 viajó a París a estudiar durante ocho meses y tiene entre sus próximas metas completar un máster en comida saludable: «Lo que hacemos es comida saludable tan rica como nuestros otros productos», explica.

«La gente disfruta de nuestro producto, pero también comenzó a demandar comida sin sal o sin azúcar», aporta Inés. «Ahora tenemos, igual que nuestra línea tradicional de platos congelados, una versión saludable, y está funcionando bárbaro».

Sol e Inés consideran que estas nuevas ofertas gastronómicas, más el éxito continuo de sus boutiques, están probando ser excelentes apuestas para la empresa. De manera más osada, se animan a proyectar la marca al terreno internacional: «Me encantaría terminar exportando nuestros productos congelados. Es lo que me desvela durante las noches», comparte Inés.

INNOVAR, CUANDO EL CLIENTE LO PERMITE
Como una marca de alta gastronomía, Nora Rey Traiteur busca generar experiencias exclusivas en cada evento del que participa. Esto significa innovar con propuestas que, muchas veces, entusiasman a los clientes, pero solo en la teoría. «Hoy se ve un cambio en el público uruguayo, se lo ve más osado en probar comidas nuevas, pero en una fiesta aún va a lo seguro», explica Sol. «Los novios no se quieren arriesgar a hacer algo distinto que no le guste a los invitados». Esto ocurre pese a que los novios, y ya no sus padres, son quienes han tomado la batuta en la organización de sus bodas. «Los jóvenes buscan fiestas más descontracturadas, más pequeñas, pero todavía tradicionales», comenta Inés.

Igual existen espacios para que la marca ponga a prueba su creatividad, como los eventos corporativos, más osados dado a que se repiten anualmente, y, por supuesto, las fiestas propias: tanto Sol, que se casó en 2022, e Inés, que hizo lo propio en 2023, se dieron el gusto de crear experiencias a sus medidas. La boda de Inés eliminó los bocaditos para dar lugar a un tapeo «brutal, con elementos que tenían que ver con nuestros orígenes», comentó la novia. Sol, mientras tanto, generó cuatro estaciones basadas en los elementos, más una milhoja de vegetales, con queso de cajú y hongos, para sus invitados veganos. «Lo importante es que tu boda tenga tu impronta, que es lo mismo que le decimos a los clientes», explica. «Hemos hecho casamientos donde el plato principal fue milanesa con papas fritas. Lo que importa es que los clientes estén a gusto».