El poder de las palabras
El médico y conferencista español retorna a Uruguay para brindar una nueva charla sobre la pasión que lo alejó de los quirófanos: el rol que nuestra forma de pensar, y las emociones que esos pensamientos desencadenan, tienen en nuestra salud mental y fÃsica.
Por Luis Cabrera
Eran charlas que el médico español Mario Alonso Puig, especialista en cirugía general y del aparato digestivo, mantenía con sus pacientes para reducir su ansiedad o angustia, ese miedo profundo a los diagnósticos y nombres de las enfermedades tan común en todos.
La intención era poder transmitirles a ellos lo que él aún estaba aprendiendo sobre la relación entre nuestra forma de pensar y la salud de nuestro cuerpo. Sin embargo, el resultado fue mucho mayor: «Mis propios enfermos empezaron a decirme que las conversaciones que tenía con ellos les habían ayudado muchísimo a la hora de hacer frente a sus enfermedades, y también en sus propias vidas; que les había dejado muy sorprendidos como algo como una conversación podía tener un impacto tan grande en sus vidas», recuerda Alonso Puig. «Y empezaron a decirme, de forma habitual, cómo yo esto no lo extendía más allá, a ayudar a personas que no estaban enfermas, pero también sufrían».
Se trató de un camino sin retorno: Alonso Puig es hoy un investigador, docente y conferencista de renombre internacional, especializado en el campo del desarrollo personal y profesional.
Autor de doce libros -incluyendo Tómate un respiro, Resetea tu mente, Tus tres superpoderes para lograr una vida más sana y El camino del despertar-, Alonso Puig retornará a Uruguay este 27 de mayo para brindar una nueva conferencia, titulada «La gestión de las emociones: un gran desafío y una extraordinaria oportunidad», en la sala Eduardo Fabini del Auditorio Nacional Adela Reta.
¿Cuándo decidió comenzar a brindar charlas?
Durante un tiempo hice oído sordos [a la palabra de los pacientes], pero aquello fue calando. Una mujer enferma, que había pasado por una situación muy dura en su vida, obtuvo una gran serenidad con nuestra conversación y me dijo, seriamente, que yo tenía una responsabilidad moral de compartir esto con más personas. Tomé la decisión de empezar a dar alguna conferencia fuera del entorno hospitalario y aquello empezó a crecer de una manera que yo no controlaba. Tuvo un impacto brutal.
¿Qué cree que fue lo que le motivó, inicialmente, a investigar sobre el tema?
Cuando tenía 17 años había leído que los médicos griegos, hace 25 siglos, habían descubierto que con las palabras se podía favorecer la curación de los enfermos. Aquello, por alguna razón, me impactó profundamente. Me pareció que la comunicación tenía la capacidad, por algún motivo, de favorecer la curación. En aquella época la mayor parte de los sicólogos no estudiaban el mundo de las emociones; nadie conocido hablaba de la capacidad del lenguaje para conducir cambios en el cuerpo. Fui prestando atención al impacto de las conversaciones en los enfermos, buscando lo que había sobre la relación de nuestra forma de pensar y el comportamiento de nuestro cuerpo. Y todo eso que iba aprendiendo por mi cuenta lo transmitía a los pacientes. Ahora lleva tres décadas en esta nueva carrera.
¿Cómo fue dejar de lado la cirugía para pasar a ser autor y conferencista?
Al comienzo me iban invitando a diferentes sitios, pero yo seguía con la cirugía, hasta que llegué a un punto que ya no podía responder a las invitaciones: tenía tanta necesidad de profundizar en temas de las emociones, el poder del lenguaje y dimensiones profundas de la mente, que me di cuenta que tenía que elegir. Todo esto pedía un nivel de atención que no podía darle. Fue una decisión muy difícil porque a mi me gustaba mucho la cirugía, se me daba bien, tenía una consulta grande, buena relación con los enfermos y era una persona valorada en el hospital. Sentí que era algo debía hacer, una etapa que se me abría, asumir el riesgo y asumir que quizás era una gran locura, y dejé la cirugía.
En el Sodre hablará sobre la gestión de los emociones. ¿Cuán importantes son las emociones en la salud de las personas?
El componente emocional es crucial. Para entenderlo, primero tenemos que distinguir entre lo que es un sentimiento y una emoción. La emoción es un proceso corporal: algo sucede en el cuerpo que genera esa emoción. Puede llamarse miedo, alegría, ilusión; de muchas maneras, dependiendo la emoción. Si la emoción es el miedo, veremos que en la sangre hay una gran cantidad de la hormona llamada cortisol; si vemos que es la alegría, encontraremos niveles más alto de serotonina; si vemos que es la ilusión, encontraremos más dopamina. Cuando el cuerpo está en ciertos estados emocionales pasan cosas, y esas cosas pueden ser favorables para la salud o muy dañinas. Ejemplo: la emoción miedo en el cuerpo, la presencia de la hormona cortisol, de forma sostenida, es muy dañina para el cuerpo, deteriora todos los órganos del cuerpo sin excepción, no perdona ninguno. Una hormona que, liberada de forma correcta, es imprescindible para la vida, liberada de forma constante es muy dañina.
Un sentimiento, mientras tanto, es la percepción consciente de eso que está sucediendo en el cuerpo. De repente empiezo a tener niveles de cortisol y ácido láctico muy altos, yo no puedo leer lo que está sucediendo, lo que puedo es sentirlo y digo «tengo miedo». Una persona hace ejercicio físico y dice «qué bien me encuentro», está leyendo lo que pasa en el cuerpo, esa liberación de endorfinas.
¿Cómo se valoran las diferentes emociones?
Nosotros tenemos dos tipos de emociones: positivas y negativas, que no quieren decir buenas y malas. La positiva me acerca, como la ilusión de hablar con alguien; si me encuentro con una persona a la que le tengo miedo, esa emoción me aleja. Dentro de las emociones hay que distinguir las funcionales y las disfuncionales. El miedo ante una persona que me quiere robar o ante un depredador es funcional; no tenerlo es no poner en marcha mecanismos de supervivencia, sería disfuncional. Tener miedo en una reunión del trabajo o cuando hablo con mi familia es disfuncional, porque me está alejando. Lo que me interesa es ayudar a las personas a liberarse de los estados emocionales disfuncionales que hoy en día son responsables de 70-80% de las enfermedades. No únicos responsables, pero con un rol importante. Estas emociones generan un gran sufrimiento en el ser humano, porque están en la base de los conflictos interpersonales, porque producen en el cerebro cambios muy profundos que alteran nuestra percepción de la realidad. Una persona embargada por determinadas emociones, por ejemplo el miedo, está muy tensa y cualquier persona que se le acerque, aunque sea a pedirle la hora, ya le genera tensión. Por eso me interesa la transformación de los estados mentales disfuncionales en funcionales, porque ayudan a que la persona esté más a gusto, más contenta y porque, además, favorece la salud y ayudan a combatir la enfermedad.
Una de las afirmaciones a las que se enfrenta es «no puedo controlar lo que siento». ¿Cómo responde a esto?
La mayor parte de las emociones que nosotros creemos que son puras reacciones, son creaciones que hacemos a una velocidad vertiginosa por medio de interpretaciones. La causa número uno es una forma de pensar que está profundamente distorsionada. Muchas veces no tenemos pensamientos, el pensamiento nos tiene a nosotros. Como cuando la preocupación se nos mete en la cabeza y no hay manera de quitárnoslas de encima.
¿Cómo se evita esto?
Una de las cosas más esenciales en la gestión de las emociones es preguntarse qué estoy pensando, cómo estoy interpretando una realidad para ponerme así de mal. Un ejemplo muy sencillo: estoy en el metro, que en Madrid suele estar muy lleno, y me dan un empujón; en ese momento comienzo a llenarme de irritación, a enfadarme. Me doy la vuelta para ver quién es el desgraciado que me ha empujado y veo que es una persona ciega ¿verdad que en ese momento toda la tensión desaparece? En lugar de ponerme a la defensiva me preocupo por si él está bien. Ese cambio tan brusco es por mi forma diferente de interpretarlo. En el primer caso interpreté que me empujaron porque no me respetan y, en el segundo, que no me han visto. Es completamente diferente. Es muy importante entender hasta qué punto la forma en las que nos narramos las cosas tiene un impacto directo en cómo las vemos, nos sentimos y en cómo actuamos.
Usted habla en sus libros de expandir la conciencia.
Para que una persona vea lo que no está viendo tenemos que generar una expansión de la conciencia. Esa persona ha de darse cuenta que tiene muchísima mayor capacidad de gestión sobre lo que le pasa de lo que se imagina. Tiene que abandonar el papel de una víctima -«todo depende de fuera»- y tomar un papel de protagonista: «Voy a ver lo que depende de mi». En el momento en que uno comienza a tomar un papel más protagonista se da cuenta que puede gestionar sus emociones. En el ejemplo que te he dado esa persona podría no haberse dado la vuelta y simplemente haber dicho: «Bueno, me han empujado, quizás ni se han dado cuenta». Habría tenido otra emoción. Tuvo la emoción de ira porque sintió que no era respetado. Estos procesos ocurren a una velocidad vertiginosa, nosotros experimentamos claramente los sentimientos y las emociones, y no somos tan conscientes de la forma en las que estamos pensando.
¿Siente que nuestros hábitos actuales están haciendo estos procesos aún más difíciles?
Hace varios años, una patinadora norteamericana sobre hielo estaba haciendo un ejercicio maravilloso y, en una pirueta que no era la más desafiante, se cayó. Cuando la entrevistaron le preguntaron cómo podía caerse en esa pirueta y ella respondió: «Se me ha colado un pensamiento». Lo que quiere decir es que en el momento en el que ella dejó de estar presente en el aquí y en el ahora, en las sensaciones de su cuerpo y el contacto de los patines con el hielo, en ese instante en el que se distrajo por un pensamiento, perdió esa conexión tan intensa y profunda que tenía con la pista y su cuerpo. Nosotros hoy sabemos que el nivel de distracción que existe en la población es enorme. Cuando uno no está presente, está ausente. Si no estás en el presente solo puedas estar en el pasado o en el futuro. ¿Qué ocurre en el cerebro cuando una persona está en el pasado o en el futuro? Se activa la red neuronal por defecto, que está asociada a infelicidad, deterioro de la salud y dificultad para manejar datos complejos. Mientras que cuando una persona está en el aquí y en el ahora, esto se asocia a una sensación de bienestar, a una mejora en la salud, a una mayor captación y procesamiento de datos. El ejercicio consiste en aprender a llevar la atención a aquello que está siendo captado por los sentidos y, poco a poco, de forma natural, se activa la red ejecutiva central. Es literalmente como entrenar un músculo; se trata de entrenar áreas del cerebro, como la región dorso lateral de la corteza cerebral, que es la que permite que sustituyas el pensar por el observar. Nuestra tendencia es a irnos del presente.
NUESTRO ESTÓMAGO, EL FRENTE A CUIDAR
Como especialista en el aparato digestivo, el Dr. Alonso Puig habla con mucha autoridad sobre los enormes problemas que nuestros presentes hábitos alimenticios están generando en nuestra vida: «Hoy hay muchos más diagnósticos de enfermedades autoinmunes, hay muchos más diagnósticos de autismo, de enfermedades de Parkinson, de tumores, de enfermedades alérgicas, y todo eso parecería tener una relación con el intestino permeable», señala el especialista.
Alonso Puig explica que el estómago es la puerta de entrada más importante a nuestro cuerpo: «Es una superficie de unos 390 m² y es el sitio más peligroso de entrada de productos tóxicos al cuerpo», detalla.
«Cuando la relación entre la microbiota y el intestino es alterada, lo que se llama una disbiosis intestinal, o cuando se altera la barrera intestinal, empiezan a entrar en la sangre sustancias tóxicas y, dado que la mayor parte del sistema de defensa está aquí, se activa el sistema inmune». Este con frecuencia no solamente ataca los productos tóxicos, sino a todo el organismo. «Hoy sabemos que la mayor parte de las enfermedades pueden tener su origen en una mala permeabilidad del aparato digestivo. Esto es muy frecuente cuando lo que se come es inadecuado y cuando la persona está sometida a un alto nivel de estrés», afirma.
UNA BIBLIOGRAFÍA PARA PROFUNDIZAR EN CADA ASPECTO
Con doce libros de su autoría, el Dr. Mario Alonso Puig pone al alcance de los interesados diferentes oportunidades para acercarse a los conceptos que comparte en sus conferencias, ya sea relacionados a la paz mental, a la nutrición y el ejercicio, al aparato digestivo y, en general, a comprender cómo funciona nuestro cerebro.
En ¡Tómate un respiro!, publicado en 2017, el autor se sumerge en el mundo del «mindfulness»; desde una óptica científica brinda los argumentos que hacen a la práctica una poderosa herramienta para mejorar nuestra percepción de lo que es real, de estar plenamente presentes, y alejarnos de aquellos pensamientos que nos hacen daño. «En ¡Tómate un respiro! profundicé sobre todo en el impacto de la quietud, del silencio, de la paz mental, del 'mindfulness' a la hora de mejorar nuestras vidas», explica Puig.
En 2021 llegó otro de sus títulos -y conferenciasmás reconocidos, Tus tres superpoderes para lograr una vida más sana, próspera y feliz, una profunda mirada a lo que Puig considera los tres elementos claves para mejorar nuestra calidad de vida: el cuerpo, la mente y el alma. «En Tus tres superpoderes hablo de cómo la nutrición y el ejercicio afectan al cuerpo, temas que afectan la mente y temas que afectan la dimensión espiritual», explica.
Ese mismo año fue publicado por primera vez Resetea tu mente. Descubre de lo que eres capaz, un libro que vuelve a hacer hincapié, con una mirada renovada y otros elementos, sobre el impacto que nuestros pensamientos y emociones tienen en nuestra salud y estado de ánimo. «En Resetea tu mente hablo de los dos hemisferios del cerebro y por qué comprender cómo funcionan nos ayuda a comprender cómo funciona nuestra vida», detalla el Dr. Puig. En este libro los lectores encontrarán el análisis de cómo esa realidad que creamos nos afecta, al tiempo que brinda herramientas para influir en esos procesos de manera decisiva.
Su más reciente obra es El camino del despertar, publicado en 2023. Un libro que plantea el proceso transformativo completo para alcanzar una mayor nivel de salud, prosperidad y felicidad, con capítulos dedicados a cada uno de los conceptos en los que el autor hace hincapié en sus conferencias. «En El camino del despertar, el capítulo 7 está completamente enfocado en el aparato digestivo, el segundo cerebro, con una visión práctica para que ayude a las personas a mejorar sus vidas», detalla Puig. «También hablo mucho de todo lo que tiene ver con el propósito de una persona en la vida, por eso le llamo El camino del despertar; un despertar a para qué estoy en este mundo».
«En este libro conecto temas del cuerpo, temas de la mente y temas del espíritu. Ese sentido de trascendencia, de conexión con los demás, de conexión con el mundo, de reconciliación y de redención de nuestras propias sombras, de lo que es el amor como capacidad de transformar y sanar nuestras vidas. Es el libro más profundo que he escrito porque me pilla en el momento de mayor madurez intelectual, aunque eso sea por temas de años», afirma.