La selecci贸n de activos para construir su cartera

En el contexto actual que atravesamos, una de las claves para poder tomar decisiones de inversi贸n acertadas, y construir una cartera acorde a sus objetivos, es la metodolog铆a adoptada para seleccionar los activos para invertir.

Por Cr. Gerónimo Etcheverry, especialista en inversiones en Select Santander Uruguay

Vamos a hablar de la selección de activos para construir su cartera y las ventajas de la gestión activa frente a la gestión pasiva, un un ensayo para introducirse de un modo familiar y amigable en éste dilema al que se enfrentan los inversores individuales.

En el contexto actual que atravesamos, una de las claves para poder tomar decisiones de inversión acertadas, y construir una cartera acorde a sus objetivos, es la metodología adoptada para seleccionar los activos para invertir. Realizo este aporte hablando desde la experiencia y la realidad empírica que me ha tocado vivir en más de 25 años de carrera profesional en el sector.

Vamos a ubicar el tema en su contexto. Los ejes para construir una cartera de inversión son: objetivos y propósitos claros, un horizonte de inversión definido que se corresponda con la naturaleza y el tipo de las clases de activos seleccionadas con una adecuada y personalizada distribución entre las grandes clases de activos. Por grandes clases de activos estamos hablando de: liquidez, deuda o renta fija (bonos), acciones o renta variable y otros activos alternativos como ser commodities, propiedades e instrumentos financieros cuyos comportamientos han demostrado tener baja correlación con los mercados tradicionales.

Estos ejes mencionados deben dialogar en armonía y mantener un correlato con la tolerancia y el apetito al riesgo que el cliente tenga. Cuando hablo de correlato me refiero a que debe existir una sintonía y una relación razonable entre las clases de activos seleccionadas y su peso/ponderación en la cartera que estamos construyendo. Si tengo un horizonte de inversión de dos años debo seleccionar aquellos instrumentos que se adecuen con ese plazo y con esa maduración. Finalizado el mismo, el cliente necesita disponer de su capital para el objetivo perseguido. Por lo tanto, y para evitar alcanzar ese momento final del plazo escogido, con un capital depreciado o erosionado, debe seleccionar aquellos activos cuya combinación más eficiente le permita el resultado óptimo con el menor riesgo de erosión posible.

Un plazo de ese tenor (dos años) impone privilegiar en esa combinación la clase de activo más predecible y reducir el peso o ponderación de aquellas clases que en ese período sean más impredecibles, con un comportamiento más errático. Acotamos el riesgo de no llegar a los dos años con el capital adecuado a nuestro propósito original, manejando dos variables. La alocación por grandes clases de activos, su peso ponderado, y la selección específica y singular de los emisores más adecuados dentro de esa misma clase de activo.

A la luz de estos argumentos no tiene sentido alguno que construya una cartera donde la renta variable (acciones) represente el mayor peso ponderado si dos años es el horizonte de inversión. El motivo es claro, ya que la renta variable es una de las clases de activos donde la oscilación de precios en el corto plazo es mucho mayor y, por ende, el riesgo de llegar a dos años con el capital necesario es más aleatorio y riesgoso.

Por el contrario, hemos de buscar en la renta fija, en deuda (bonos) los instrumentos más idóneos para que en ese plazo de dos años el cliente reciba lo que necesita y poder alcanzar sus objetivos, reduciendo el riesgo de incumplirlos. A medida que los objetivos y los tiempos se ensanchan, también ocurre lo mismo con el abanico de clases de activos y de alternativas para construir las mejores combinaciones. El enfoque debe ser entonces de arriba hacia abajo y no al revés. Debe centrase el cliente en aquellos aspectos que están bajo su control.

Podemos decir entonces que la renta fija es la clase más predecible y, por ende, aquella cuyo comportamiento puede esperarse sea el que menos sorpresas ofrezca. Oscilación de precios es equivalente a volatilidad y volatilidad es equivalente a un comportamiento imprevisto en los precios; eso representa un riesgo que hemos de administrar y tener en cuenta cuando abordamos ésta clase de activo.

Para ello, hemos de conocer y adaptar esos factores de riesgo de la clase de activo de renta fija a nuestras necesidades y objetivos. No es recomendable, si su tiempo disponible (léase: horizonte de inversión) es de dos años, comprar por un % importante y relevante de su cartera, deuda con vencimiento 2050. Si necesita alcanzar sus objetivos en una moneda determinada, busque las opciones que mayoritariamente sean en esa moneda y no se extralimite tampoco en este aspecto. Evalúe cuidadosamente el riesgo de crédito. Comprar bonos es en definitiva prestarle un capital a quién deba devolverlo con los intereses. De modo que es fundamental que el capital le sea devuelto. Debe entonces ese deudor tener la capacidad de repago y solvencia necesaria para cumplir con su acuerdo, con sus compromisos. No exacerbe los riesgos de impagos y de incumplimiento seducido por mayores tasas que siempre camuflan esos riesgos de incumplimiento.

Por el contrario renta variable representada por acciones de compañías es la clase de activos cuyo comportamiento en el corto plazo puede y suele ser potencialmente más errático y aleatorio. Por lo tanto, es muy importante evaluar, cuando se aborda, el horizonte de inversión del cliente, el que siempre recomendamos sea extenso (no menos de cinco años). Recuerde usted que cuanto más extenso sea, mayores las probabilidades de que su precio converja a su verdadero valor, que esa compañía o esas compañías realmente tengan y hayan demostrado tener. Precio y valor son dos coordenadas que no siempre suelen caminar de la mano, pero que en el largo plazo terminan encontrándose.

En segundo lugar, un proceso de selección de compañías muy serio, profesional, robusto, sistemático y disciplinado. Disciplinado me refiero a que ese proceso sea mantenido en su calidad durante el tiempo que usted esté o haya dispuesto estar invertido. Esto que se menciona en una simple frase es el trabajo de analistas, equipos, métodos cuantitativos y cualitativos que demandan esfuerzo, ingenio, tecnología y recursos humanos especializados y competentes. No es fruto de la casualidad. Es fruto de la causalidad. Recomiendo no improvisar en éstos aspectos ni tomar a la ligera los procesos subestimándolos. Recuerde que los procesos y las metodologías preceden a los resultados.

Nosotros procuramos alejarnos de la improvisación y de las impresiones ligeras, de las emociones o intuiciones. Por eso promovemos y alentamos un enfoque profesional, científico y empírico para la incorporación de renta variable así como de cualquier clase y tipo de activo. Los clientes nos confían sus ahorros y esa confianza tiene un valor inconmensurable y muy superior en cualquier escala que se la mida y, sin ninguna duda, absolutamente superior al patrimonio que nos depositan. La confianza es todo y por eso la apreciamos tanto. Nosotros asistimos a nuestros clientes para invertir y no para apostar. Invertir con valor en un sentido amplio, que habla de la búsqueda de argumentos, fundamentos y mucho análisis cualitativo y cuantitativo.

Para volver al ejemplo, si su horizonte de inversión son dos años, entonces ha de advertir el lector que esta clase de activos -renta variable- no es la que debe privilegiarse y sería un error de partida sobreexponerse en su posicionamiento.

Puede advertir el lector que hemos pasado revista de los aspectos claves en el proceso de construcción de una cartera y los factores específicos que no deben desconocerse para cada clase de activos. Pudimos llegar a conocer cómo determinar qué porcentaje asignar en renta fija y qué porcentaje asignar en renta variable. Hemos de avanzar luego en definir dentro de cada clase de activos (en renta fija, por ejemplo) qué porcentaje asignamos a bonos soberanos de países desarrollados, qué porcentajes a bonos corporativos de grado inversor en EEUU, qué porcentajes en emergentes globales soberanos y corporativos, en bonos de alto rendimiento globales del mundo
desarrollado.

Lo mismo hemos de hacer en renta variable: qué porcentaje en acciones de compañías americanas, grandes, medianas y pequeñas. Compañías de estilo de crecimiento y de estilo valor. Cuánto en compañías europeas y cuánto en compañías asiáticas. Hemos asignado un porcentaje a compañías más globales que atraviesen con conceptos de negocios temáticos relativos a las megatendencias y grandes marcas del mundo por venir.

Todo ello representa un trabajo no menor de asignación y diversificación genérica, global por grandes capítulos y subcapítulos. En su etapa final nos queda en el debe completar la selección concreta y específica dentro de cada clase y subclase. ¿Cuáles son los activos e instrumentos financieros que vamos a seleccionar? Hemos avanzado con el cliente en un proceso ordenado de arriba hacia abajo, de lo más global y general a lo más específico, a